
En México está la casa de los espejos. Cuando entras en ella, podes verte en distintos espejos; cada uno de los cuales, refleja una imagen distinta de vos.
En algunos te ves más alto, en otros más bajo, más gordo, con un rostro enorme.. En todos los casos, sabes que el espejo refleja una imagen deformada de vos. Con frecuencia acabas muerto de risa después de entrar en uno de estos lugares.
En la vida real, convivís a diario en la casa de los espejos. Día a día, te encontras con personas que te dan un reflejo distorsionado de vos, pero lejos de reírte, eso te afecta; porque crees que las opiniones que te dan son verdaderas. Preguntate si a lo largo de tu vida, coleccionaste las imágenes distorsionadas que los demás tienen de vos y las has adoptando como ciertas, teniendo una auto imagen que no cuadra en absoluto con la persona que realmente sos.
Pensa por un momento si tenes alguna inseguridad por un reflejo distorsionado que alguien te
dio. La única persona que sabe como sos.. ¡Sos vos!
Las opiniones de los demás, están deformadas por su propia manera de ser y ver la vida. Lo más sano es escucharlas y reírse, de la misma forma que lo haces cuando estás en una casa de los espejos.
Por otra parte, vos mismo sos un espejo. Día a día, das opiniones a los demás acerca de como los ves, en su físico, en su persona, etc. ¿Cuántos reflejos positivos das a los demás a lo largo del día?
Por alguna extraña razón, solo abrimos la boca para decir cuando algo no nos gusta. Es raro que le demos un reflejo positivo a alguien.
Recorda ser ciego para encontrar defectos, y tener ojo de águila para descubrir lo mejor de los demás. Olvida los reflejos de espejos empañados que los demás ofrecen de vos. Si sabes quién sos, podes reírte de esas imágenes; y procura dar reflejos de oro a los demás, cuando se miren en tu espejo.
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